Las noticias son fugaces, los hechos no. Los operadores de los medios de comunicación tienen la virtud de hacer que, por arte de magia, lo que en un momento se considera socialmente lo mas importante, deje de serlo casi para siempre. Asi ha pasado en lo que ha corrido del último año. Ya nadie tiene en su primera visión las aterradoras imágenes del penúltimo terremoto, ya nadie se acuerda o repara en la suerte de los mapuche en huelga de hambre, reivindicando lo que ellos estiman como sus derechos frente al Estado de la nación de Chile; ni de los 33 mineros, dados primero por muertos y luego rescatados con vida, dando vuelta por todas las pantallas de televisores del mundo. Es la fugacidad de la fama, la notoriedad precaria que se olvida de prisa. Hoy lo importante es la reconstrucción de las regiones afectadas por el sismo y la popularidad gubernamental de la que dan cuenta las encuestas, realizadas por las empresas de construcción de identidad e imagen, de dudosa factura técnica e intrepretadas a gusto de cada cual. Así naufragan los estudios sociales, así también se desprestigian a los científicos sociales suplantados por quines no ha hecho estudios regulares de la disciplina y aparecen como tales. Lo del presente ofrece un panorama que le da continuidad con una antigua paranoia: las conspiraciones de "terroristas". Supuestas bombas y supuestos guerrilleros paseándose por las selvas de América y apresados por la policías, es la noticia de hoy, que mañana será olvidada por las masas de frágil memoria. Lo de los guerrilleros y sus petardos no es algo que le interese a la gente, tambien tendrán su momento de gloria y notoriedad.Lo que queda en la peocupación de la población es que sus empleos son precarios y de corta duración, que sus salarios son también precarios, que su salud en etapas avanzadas de la vida es precaria, que la calidad de la educación es precaria... todo precario...eso no está en la noticia diaria, o sea ni siquiera puede ser olvidada.
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